domingo, 19 de enero de 2014

En algún punto entre lo que ya no era amor y el odio

... Entre ahogos y suplicios, sobreviví a una época de la cual desconozco con exactitud su verdadera y secreta finalidad. Sin ánimo de profundizar estos eventos que desenlazaron desgracia, me hallé bajo profundos estados de alguna clase de narcolepsia psicológica, con el fin de protegerme; y justo allí, en el ojo de la tormenta, en el ápice malsano de la calamidad, hallé sosiego de formas inesperadas.

En algún punto entre lo que ya no era amor y el odio, la penetrante inherencia me sacó bruscamente de mis sueños protectores auto-inducidos y quedé perplejo ante la tranquilidad que su aura me regalaba tan desinteresadamente; por momentos alucinaba, creyendo que se trataba de una parte de mi que sin permiso se me escapó.

Hay que ver la forma en la que mis sentidos se diluyeron en ese humo que aspira buscando calma, en esos ojos que en el horizonte se amalgamaban con mi utopía, en ese acorde fascinante y misterioso que sólo deleitaba nuestros oídos al estar cerca...

Inevitablemente y aún bajo mi propia nube de tabaco, aluciné imaginándola a mi lado. Me vi peleando hombro a hombro en nombre de nuestros demonios y de ciertos sueños absurdamente compartidos y similares. Pero cuando aspiré la segunda bocanada de humo, estaba solo y de vuelta a la realidad... "Qué buen viaje", pensé. Y seguí mi camino a través de lo que ya no era amor y el odio.

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